martes, 9 de junio de 2009

Surrealismo Mexicano

Dios decidió mudar su división de ensamblado a México. «La mano de obra es más barata», decía a sus conocidos para justificarse. Después de pasar todo el papeleo burocrático para instalarse, pudo abrir la línea de ensamblaje sin mucho problema. Sin embargo, al mes de empezar operaciones vio que tenía faltantes en el inventario de torsos y piernas, por lo que decidió investigar.
No tuvo que ir muy lejos. En la primer estación de metro con la que se topó, vendedores ambulantes anunciaban el producto robado: «Llévele, llévele, va calada, va probada, va garantizaaaada. Lleve el torso de mujer y corra a su escandalosa esposa de casa, llévele, llévele».

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