domingo, 31 de mayo de 2009

A portrait of James Joyce as an Irishman

Era el día de la final del torneo internacional de Rugby y el equipo rival era Inglaterra, el histórico enemigo. Irlanda no podía perder la partida, y Joyce lo sabía y estaba preparado para afrontar la situación.
Compró con mucha anticipación los boletos del partido y llegó al estadio con un cargamento de su arma secreta. Su asiento, arriba de la puerta por donde saldría el equipo rival, había sido cuidadosamente escogido.
Cuando empezó a salir el equipo contrario Joyce comenzó con las hostilidades. Varios ejemplares del Ulises volaron por los cielos, dejando inconciente a la mitad del equipo inglés. Joyce sabía que Inglaterra no podía contestar las hostilidades: las obras de Shakespeare no eran tan pesadas.

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