domingo, 1 de marzo de 2009

Cuento corto #10

Estaba oscuro y caminaba por aquel callejón que tantas veces había recorrido. Esta vez no era distinto: misma gabardina, mismo sombrero negro, misma corbata, misma mirada alerta. Además, sabía que en cualquier momento le dispararían y sabía que tendría que fingir haber muerto si quería continuar con vida. Conocía de memoria el resto de la historia: se arrastraría pidiendo ayuda, sanaría sus heridas y buscaría venganza. Iría, uno a uno, encontrando a sus asesinos y matándolos, haciéndolos pagar por la cobardía que estaba a punto de ocurrir. ¡Venga! ¡Dispararle por la espalda y a quemarropa! ¡Eso era de cobardes!
Pero bueno, lo que seguía no era tan malo. Sólo era este instante el que le incomodaba, en donde a pesar de saber que en cualquier momento iban a abordarlo y a dispararle, él no podía defenderse, ni correr, ni agacharse: impotencia en su versión más cruda. Pero había aceptado ser el personaje de este libro y cumpliría su contrato, así leyeran esta historia una infinidad de veces, y una infinidad de veces tuviera que recibir el frío impacto de esta bala.

No hay comentarios: